Reflejo perfecto
Hay días en los que salgo, y todo es perfecto. El Sol me saluda y besa mi piel con sus labios cálidos. El viento me abraza, se cuela, divertido, por debajo de mi vestido. Y yo paseo por la calle como un ave en primavera mostrando sus colores. Me siento bien en un mi cuerpo, y todo es perfecto. Mi pelo se enuelve perfecto, la ropa me queda perfecta. Y mi rostro ilumina perfecto, y mis ojos me dejan perfecta. Todo, desde la punta de mis pies hasta mi extremo más alto. Todo permanece así hasta que, inesperadamente encuentro mi reflejo. Y el glamour se desvanece como el rocío de la mañana. Noto primero las dimensiones de mi cuerpo, como cuelga la carne por encima de mis piernas. Mi cara, tan pálida, nariz torcida, y ojeras prominentes. Como un fantasma. Me veo rídicula. Cuando todo esto me avasalla en un segundo eterno, ya nada es pefecto. Pienso que debería haberme vestido distinto; con algo más largo, más oscuro, más moderno. Tendría que haber ocultado el tono de m